Mantén la calma y coopera
Lo primero y más importante: mantén la calma. Una inspección no implica automáticamente que hayas cometido una infracción. Es un procedimiento legal y debes colaborar con el inspector o inspectora sanitaria.
Ellos están cumpliendo con su deber y, aunque la situación pueda ser incómoda, lo mejor que puedes hacer es mostrar una actitud profesional, colaboradora y educada.
Evita enfrentamientos, justificaciones innecesarias o adoptar una actitud defensiva. De lo contrario, podrías generar una mala impresión y complicar la situación.
Solicita la identificación del inspector
Tienes derecho a solicitar que el inspector o inspectora se identifique adecuadamente. Deberán mostrarte su acreditación como agente de la autoridad sanitaria y explicarte el motivo de su visita.
En el caso de una inspección por denuncia, tienen la obligación de informarte de que han recibido una queja o denuncia concreta, aunque no están obligados a decirte quién la
ha presentado.
Pregunta
Cuando la inspección es por denuncia, generalmente el inspector se centrará en los aspectos relacionados con la queja recibida. Puede tratarse de problemas como:
Presencia de plagas (cucarachas, roedores, etc.). Mal estado de alimentos. Mala limpieza o condiciones higiénicas deficientes. Falta de trazabilidad o etiquetado incorrecto de
productos. Personal sin formación en higiene alimentaria. Cosméticos sin registrar o productos caducados (en peluquerías y centros de estética). Mal estado de las
instalaciones (humedades, residuos, baños sucios, etc.)
Toma nota de todo
Siempre que te lo permitan, acompaña al inspector durante su recorrido por el establecimiento. Esto te permite observar directamente qué aspectos están siendo evaluados y resolver dudas en el momento.
Además, toma nota de todo: qué preguntas realiza, qué elementos revisa, si toma muestras o fotografías, etc. Esta información será útil para mejorar y, si fuera necesario, presentar alegaciones posteriormente.
Evita sanciones
La mejor forma de enfrentarse a una inspección es estar siempre preparado. Contar con un programa de control de plagas profesional, formación del personal, limpieza rigurosa y documentación al día es clave para no tener problemas.
En sectores como la hostelería o la estética, los controles de sanidad son especialmente estrictos, ya que se trabaja con alimentos, personas y productos químicos.
Por eso es fundamental contar con proveedores homologados, trabajar con productos autorizados por Sanidad y mantener al día todos los certificados requeridos por ley.
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